LONDRES, (EFE).- El británico Ronnie Biggs, conocido como el “ladrón del siglo” por el asalto al tren de Glasgow (Escocia) en 1963, puede ser puesto en libertad el próximo 14 de febrero, día de San Valentín, según sus familiares y amigos.
Biggs, de 79 años y muy enfermo tras sufrir una apoplejía, ha manifestado que quiere morir como un “hombre libre”, según sus familiares, informa hoy el periódico “The Guardian".
“Está muy contento y muy animado por esto. Su caso está en poder de la Comisión de Libertad Condicional”, dijo Mike Gray, amigo de Biggs, en unas declaraciones publicadas en el citado rotativo.
“Tenemos muchas esperanzas de que sea un hombre libre el día de San Valentín, que será, por coincidencia, el día que cumplirá un tercio de su condena, incluido el tiempo que pasó en Brasil y Barbados”, añadió el amigo.
Biggs, que en 2001 regresó voluntariamente al Reino Unido tras permanecer en Brasil prófugo de la Justicia, tiene derecho a la libertad condicional pues ha cumplido un tercio de su condena de treinta años, según sus representantes legales.
La Comisión de Libertad Condicional debe considerar y decidir si le concede la libertad el año próximo.
Según “The Guardian”, los amigos de Biggs quieren buscarle un hogar de ancianos en el norte de Londres para que pueda estar cerca de su hijo Michael, cuyo nacimiento en Brasil permitió a su padre permanecer en ese país y evitar la extradición al Reino Unido.
Gray dijo que Biggs sólo se puede comunicar con sus amigos y familia señalando letras de un folio.
“Hemos puesto énfasis en que él no es un peligro para la población y, teniendo en cuenta lo pobladas que están las cárceles, debería ser puesto en libertad”, afirmó el amigo.
Michael Biggs se trasladó a Londres cuando su padre decidió regresar al Reino Unido y obtuvo la nacionalidad británica.
Ronnie Biggs fue condenado a treinta años de cárcel por su participación, junto con otras quince personas, en el robo a un tren de Correos el 8 de agosto de 1963.
La banda se hizo con 2,6 millones de libras (3,2 millones de euros), que en esa época fue la mayor suma robada en un solo asalto.
La Policía consiguió detener a los ladrones en enero de 1964.
Tras ser procesado y condenado a treinta años de cárcel, Biggs fue encarcelado en la prisión de Wandsworth (Londres), de donde se fugó 15 meses después.
Así, Biggs huyó a París, donde se sometió a una cirugía plástica, y con un pasaporte falso viajó a Australia.
Tras pasar por varios países, el ladrón se estableció en Brasil, donde tuvo un hijo con la bailarina brasileña Raimunda de Castro.
Debido a que la ley brasileña no permite la extradición de un hombre, aunque sea fugitivo, que tenga un hijo nacido en el país, el Reino Unido tuvo problemas para conseguir que Biggs fuese entregado.
Entre sus peripecias figura su secuestro por parte de un grupo de mercenarios británicos, que lo llevaron a Barbados en 1981 para vender la historia al mejor postor, pero la trama fue descubierta.
Biggs, que estuvo retenido un tiempo en Barbados, utilizó lagunas legales para conseguir ser llevado a Brasil, donde permaneció hasta el año 2001.
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