TONI CANO
MÉXICO
"¿Quieren que les hable? ¿Por dónde empiezo?" Segundo, primero, tercer hombre más rico del mundo a lo largo del último año, el ya jubilado empresario mexicano Carlos Slim separa del suyo el cuello de la camisa y apabulla durante tres horas a medio centenar de corresponsales extranjeros. Especialista en "entrar cuando otros intentan salir" de la crisis, el magnate de origen libanés baraja con soltura las soluciones a la situación actual, alaba la pujanza china, descarta invertir en España, considera a La Caixa un "compañero de viaje" con el que forma un "buen matrimonio" para hacerse con toda América y asegura que no se va llevar a la tumba la fortuna de 30.000 millones de euros que atesora."Qué va, en estos días se ha reducido a la mitad", dice entre risas. Carlos Slim se pone serio para recordar que "la crisis tuvo sus avisos". Todos los que se oponen al segundo mandamiento del decálogo de un emporio que, con dos centenares de empresas y 250.000 trabajadores, representa más del 40% de la capitalización total de la Bolsa de México: "Mantener la austeridad en época de vacas gordas". Conocido como El Ingeniero, Slim torea las muchas preguntas sobre la inseguridad en México y se pone serio para criticar la permisividad y apatía de Estados Unidos en la venta de armas y el tráfico de drogas arriba del río Bravo.Igual que a los ocho años se metió a los negocios desde el mostrador de la tienda de tejidos de su padre --La Estrella de Oriente-- y a los 12 ya jugaba en bolsa, Slim critica ahora las "deficiencias de regulación y supervisión", el "abuso en el precio del petróleo", la "especulación con los alimentos", la exuberancia del mercado. Y enseguidaþexige "recuperar la confianza del sistema financiero dando prioridad a los capitales privados", con una tasa de interés negativa como atractivo de inversión.El Ingeniero ve la crisis bajo el lema chino de que un peligro es también una oportunidad. "Todos los tiempos son buenos para quienes saben trabajar", reza el noveno punto de su decálogo. Y el anterior: "El optimismo firme y paciente siempre rinde sus frutos". Así fue ensartando grandes empresas a precio de saldo para su Grupo Carso. "Y no hay nada mejor para el competidor que el otro venda", añade el hábil, humilde, perseverante Slim.El hombre que un año atrás destronó al cibernético Bill Gates en la cima de los magnates también mira hacia China a la hora de pensar en "el país más importante que puede ayudar a reducir la crisis financiera mundial". China, dice Slim, puede intervenir para equilibrar los mercados gracias a su gran liquidez, sus excendentes de cuenta y su gran flujo de capital. El desarrollo de su tecnología y el mercado doméstico mantendrán muy activo al gigante asiático, que puede convertirse en el gran inversor mundial. "China ha sido el país que mejor ha aprovechado la globalización", señala. "Y seguirá creciendo".Con economías en progreso y buenas reservas, también los países de América Latina pueden ahora financiar a EEUU, dice Carlos Slim. Subraya con una sonrisa la paradoja de que, endeudados y faltos de reservas, "sean hoy los países desarrollados, sobre todo Estados Unidos, los que tengan que financiarse con recursos de los países en desarrollo". En estas condiciones, añade, incluso Latinoamérica puede contribuir a reducir los efectos de la crisis adoptando posiciones comunes. Pero hacen falta reglas, regulación y supervisión en el mercado. Y "mantener la austeridad en tiempos de vacas gordas".Sin desembarco en EspañaSlim asegura que la competencia de su América Móvil --el mayor operador de América Latina-- con Telefónica en el continente americano "ha hecho mejores a las dos empresas". Pero el magnate --que ha repartido las riendas de sus negocios de telefonía fija, móvil, bancos, inmuebles, restaurantes y comercios entre hijos, yernos y sobrinos-- descarta su desembarco en España. Campechano, vuelve a criticar cómo le impidieron la entrada en el negocio español de la telefonía móvil. Al mismo tiempo niega entre risas que vaya a acabar por comprar El País."No tenemos pensado comprar ningún periódico en ningún lado", dice tras haber adquirido el 16% de las acciones del diario The New York Times. Presume en cambio de que su asociación o "buen matrimonio" con La Caixa, que se hizo con el 20% del banco Inbursa, no tiene límites en el continente: "Primero vamos a empezar en México y las circunstancias nos irán marcando dónde ir. Estamos hablando de América, no de América Latina".La entrada de la tercera entidad financiera española permitirá a Inbursa "multiplicar por cinco el número de sucursales, entrar en la banca minorista, iniciar la concesión de créditos en algunos campos que se cierran por otro lado". El multimillonario saluda a todos tras la frugal comida y la larga charla. Ha sido un "empresario creador de riqueza que la administra temporalmente". Su premisa, que cierra el decálogo: "Tener muy presente que nos vamos sin nada, que solo podemos hacer las cosas en vida".
"¿Quieren que les hable? ¿Por dónde empiezo?" Segundo, primero, tercer hombre más rico del mundo a lo largo del último año, el ya jubilado empresario mexicano Carlos Slim separa del suyo el cuello de la camisa y apabulla durante tres horas a medio centenar de corresponsales extranjeros. Especialista en "entrar cuando otros intentan salir" de la crisis, el magnate de origen libanés baraja con soltura las soluciones a la situación actual, alaba la pujanza china, descarta invertir en España, considera a La Caixa un "compañero de viaje" con el que forma un "buen matrimonio" para hacerse con toda América y asegura que no se va llevar a la tumba la fortuna de 30.000 millones de euros que atesora."Qué va, en estos días se ha reducido a la mitad", dice entre risas. Carlos Slim se pone serio para recordar que "la crisis tuvo sus avisos". Todos los que se oponen al segundo mandamiento del decálogo de un emporio que, con dos centenares de empresas y 250.000 trabajadores, representa más del 40% de la capitalización total de la Bolsa de México: "Mantener la austeridad en época de vacas gordas". Conocido como El Ingeniero, Slim torea las muchas preguntas sobre la inseguridad en México y se pone serio para criticar la permisividad y apatía de Estados Unidos en la venta de armas y el tráfico de drogas arriba del río Bravo.Igual que a los ocho años se metió a los negocios desde el mostrador de la tienda de tejidos de su padre --La Estrella de Oriente-- y a los 12 ya jugaba en bolsa, Slim critica ahora las "deficiencias de regulación y supervisión", el "abuso en el precio del petróleo", la "especulación con los alimentos", la exuberancia del mercado. Y enseguidaþexige "recuperar la confianza del sistema financiero dando prioridad a los capitales privados", con una tasa de interés negativa como atractivo de inversión.El Ingeniero ve la crisis bajo el lema chino de que un peligro es también una oportunidad. "Todos los tiempos son buenos para quienes saben trabajar", reza el noveno punto de su decálogo. Y el anterior: "El optimismo firme y paciente siempre rinde sus frutos". Así fue ensartando grandes empresas a precio de saldo para su Grupo Carso. "Y no hay nada mejor para el competidor que el otro venda", añade el hábil, humilde, perseverante Slim.El hombre que un año atrás destronó al cibernético Bill Gates en la cima de los magnates también mira hacia China a la hora de pensar en "el país más importante que puede ayudar a reducir la crisis financiera mundial". China, dice Slim, puede intervenir para equilibrar los mercados gracias a su gran liquidez, sus excendentes de cuenta y su gran flujo de capital. El desarrollo de su tecnología y el mercado doméstico mantendrán muy activo al gigante asiático, que puede convertirse en el gran inversor mundial. "China ha sido el país que mejor ha aprovechado la globalización", señala. "Y seguirá creciendo".Con economías en progreso y buenas reservas, también los países de América Latina pueden ahora financiar a EEUU, dice Carlos Slim. Subraya con una sonrisa la paradoja de que, endeudados y faltos de reservas, "sean hoy los países desarrollados, sobre todo Estados Unidos, los que tengan que financiarse con recursos de los países en desarrollo". En estas condiciones, añade, incluso Latinoamérica puede contribuir a reducir los efectos de la crisis adoptando posiciones comunes. Pero hacen falta reglas, regulación y supervisión en el mercado. Y "mantener la austeridad en tiempos de vacas gordas".Sin desembarco en EspañaSlim asegura que la competencia de su América Móvil --el mayor operador de América Latina-- con Telefónica en el continente americano "ha hecho mejores a las dos empresas". Pero el magnate --que ha repartido las riendas de sus negocios de telefonía fija, móvil, bancos, inmuebles, restaurantes y comercios entre hijos, yernos y sobrinos-- descarta su desembarco en España. Campechano, vuelve a criticar cómo le impidieron la entrada en el negocio español de la telefonía móvil. Al mismo tiempo niega entre risas que vaya a acabar por comprar El País."No tenemos pensado comprar ningún periódico en ningún lado", dice tras haber adquirido el 16% de las acciones del diario The New York Times. Presume en cambio de que su asociación o "buen matrimonio" con La Caixa, que se hizo con el 20% del banco Inbursa, no tiene límites en el continente: "Primero vamos a empezar en México y las circunstancias nos irán marcando dónde ir. Estamos hablando de América, no de América Latina".La entrada de la tercera entidad financiera española permitirá a Inbursa "multiplicar por cinco el número de sucursales, entrar en la banca minorista, iniciar la concesión de créditos en algunos campos que se cierran por otro lado". El multimillonario saluda a todos tras la frugal comida y la larga charla. Ha sido un "empresario creador de riqueza que la administra temporalmente". Su premisa, que cierra el decálogo: "Tener muy presente que nos vamos sin nada, que solo podemos hacer las cosas en vida".
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