La incertidumbre frente a los planes del Gobierno para resolver el problema de la delincuencia, mantiene alarmados a sacerdotes y dirigentes barriales que coinciden en que esta situación ya se les fue de las manos a las autoridades.
El clamor de solución a la criminalidad que perturba y atemoriza a la población y la desconfianza compartida ante la efectividad de los programas preventivos establecidos, son dos puntos concordantes en cada persona o sector consultado acerca de este fenómeno, que coloca en una difícil disyuntiva a los responsables de buscarle solución.
El padre Luis Rosario, coordinador nacional de la Pastoral Juvenil, insiste en que, además de la falta de oportunidades y la inversión de valores prevalecientes en la sociedad dominicana, el problema de las armas de fuego y la facilidad con que son obtenidas y utilizadas, sigue siendo el principal causante de la violencia expresada en todas sus manifestaciones.
“Merece una atención muy especial, el observar que la mayoría de estos casos delictivos y de violencia suceden con armas de fuego.
Yo no me canso de repetir, lo que pasa es que parece una voz que clama en el desierto, que este país tiene que ser desarmado”, observa.
El religioso plantea dos razones para fundamentar su consistente propuesta de desarmar a la población.
La primera, refiere la idea de reducir al mínimo la cantidad de armas en poder de civiles y, la segunda, que la comunidad dominicana entienda que tener uno de estos artefactos es de por sí una bomba de tiempo que, en cualquier momento, puede ocasionar daños irreversibles, incluso a quienes la portan. “Las armas son un gran problema en nuestro país.
Todos los hechos delictivos se comenten con armas de fuego. Las armas de fuego son un aliado de la mala conducta”, dijo.
El sacerdote salesiano Rogelio Cruz se sumó a las voces críticas que entienden que ninguno de los programas preventivos creados por las autoridades ha sido efectivo, ni siquiera con una ligera mejoría en las políticas de seguridad ciudadana.
“Ha sido una pantalla de las autoridades pretender decir que se está disminuyendo la violencia y la delincuencia, cuando asistimos a la terrible desgracia de que, en los momentos actuales, no hay una familia dominicana que no haya sufrido algún embate de la violencia”, sostuvo el padre Rogelio.
Reacción en los barrios
En los barrios, donde los delincuentes andan por sus anchas, las inconformidades también se hacen sentir.
Nelson Benett, presidente de la junta de vecinos del sector San Carlos, entiende que aunque a través de esta entidad se hacen esfuerzos para ayudar en la superación de los jóvenes, “hay cosas como que se salen de control y tratamos por todos los medios de superar eso”.
La queja de Viviana Anglón, presidenta de la junta de vecinos del barrio Juan Alejandro Acosta de Villa Duarte, es que “las patrullas (policiales) pasan en la mañana cuando está todo el mundo despierto, pero en la noche no hay quien las vea”.
Entienden que la vigilancia debe ser reforzada.
Opiniones sobre la violencia que se registra en la república Dominicana
Luis Rosario“Esta situación es muy difícil de superar”
“Hace tiempo venimos diciendo que es mejor ir desarmado, a través de un esfuerzo común de toda la sociedad, será posible ir superando toda esta situación, que es muy difícil de superar”.
Rogelio Cruz“La población está viendo que no hay justicia”
“La violencia aumenta cada día más y más. El ejemplo lo tenemos en este caso, pues, arriba: mientras a los delincuentes de cuello blanco los dejan sueltos, la población está viendo que no hay justicia”.
Nelson Benett“Hay que buscar un mecanismo de control”
“Hay un descontrol evidentemente grave. No sé si es producto de la falta de oportunidades.
Entiendo que hay que buscar un mecanismo rápido para poder controlar este auge que hay de la delincuencia”.
Por Oscar Quezada
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