lunes, 19 de enero de 2009

La victoria de Obama: causas y consecuencias


Washington.- Queremos compartir con usted algunos pensamientos sobre esta elección histórica. ¿Cómo ganó Obama? ¿Qué lecciones podemos aprender de su campaña? ¿Qué significa esta victoria para América Latina? Para realizar este reporte utilizamos en parte las investigaciones que Greenberg Quinlan Rosner condujo durante las semanas y meses anteriores a la elección, así como en los días inmediatamente posteriores a la elección.

Causas: ¿Por qué ganaron Obama y los demócratas?Es tentador pensar que la victoria de los demócratas en este año electoral era predecible. Después de todo, George W. Bush era rechazado fuertemente por los votantes y confrontaba el sentimiento de cambio más fuerte de la historia de la opinión pública estadounidense. Pero la victoria de Obama no era una conclusión predecible. Obama era un candidato nuevo en la arena nacional y tenía una historia atípica: era mitad blanco y mitad negro, con un padre de Kenya, tenía un segundo nombre que sonaba musulmán, y había vivido parte de su infancia en Indonesia. John McCain, por otro lado, era un reconocido héroe de guerra que se había distanciado del peso negativo de Bush y el partido Republicano al resaltar sus credenciales de líder independiente que luchó contra la corrupción aún dentro de su propio partido. Es importante entender como Obama sobrepasó estos obstáculos. Queremos enfocar cinco factores sobre el éxito de la campana.

1. Incoherencia estratégica de McCain vs. claridad estratégica de Obama. Las campañas importan; una estrategia clara y efectiva puede hacer la diferencia. Pero la campaña de McCain fue sumamente incoherente. Inicialmente, McCain osciló entre posicionarse como un candidato independiente o apelar a la base conservadora Republicana. Luego decidió focalizar sus esfuerzos en un mensaje centrado en su experiencia patriótica, indicando que esta experiencia era esencial en tiempos de guerra y desafíos económicos. Pero durante el verano, cuando estaba detrás en las encuestas, McCain comenzó a lanzar publicidades que lo mostraban como un "reformador" y un candidato "independiente", mensajes más relacionados con el cambio que con la experiencia. Mientras, el margen de Obama se expandía en los días anteriores y durante la convención demócrata, McCain disipó su ventaja en temas de experiencia al elegir a Sarah Palin como su compañera de fórmula. Una serie de entrevistas desastrosas hicieron evidente que Palin no estaba calificada para el cargo y para el día de la elección ya se había convertido en una vulnerabilidad para McCain. La selección de Palin terminó con el mensaje estratégico de McCain. Ya no podía aclamar el valor de la experiencia, o atacar la falta de experiencia de Obama. Una vez desprovistos de la posibilidad de mostrar un contraste sobre experiencia, McCain y Palin tuvieron que mostrar que eran un mejor vehículo para el cambio que Obama. Esto confundió la campaña y pasó a ser un concurso sobre el cambio, un concepto sobre el cual Obama tenía una ventaja significativa. Una serie de publicidad de Obama mostrando que McCain había votado con Bush el 90 por ciento del tiempo terminó con cualquier posibilidad de ver a McCain como alguien que pudiera traer una nueva dirección para el país. Comparemos todo esto con la claridad y disciplina del mensaje de Obama. Desde el día que anunció su candidatura en febrero de 2007 hasta su comercial final de 30 minutos una semana antes de la elección, el mensaje estratégico de Obama fue simple, claro y disciplinado: cambio y la habilidad de juntar gente con distintas visiones políticas para resolver problemas. Era el mensaje correcto para estos tiempos, que resonaba con los resentimientos sobre la guerra de Irak, una economía en declive, escándalos múltiples, y la forma de hacer política partidaria en Washington. Todo esto llevó el índice de aprobación de Bush debajo de los 30 puntos y dejaron solo al 14 por ciento conforme con la dirección del país al día de la elección. Obama mantuvo su estrategia hasta el final, McCain no.

2. La crisis financiera y el contraste de liderazgo. La sentencia de muerte a la campaña de McCain ocurrió cuando Lehman Brothers colapsó y declaró su bancarrota el 15 de Septiembre. En una noche la economía pasó de ser un problema a una crisis, y los votantes pasaron de estar ansiosos a genuinamente temerosos. Desde ese momento, la campaña pasó a ser exclusivamente sobre la economía. Pero la crisis financiera por si sola no fue lo que acabó con McCain. Lo que hizo la diferencia fue la forma en que los candidatos reaccionaron. La respuesta de McCain fue errática. El día del colapso, dijo como parte de su discurso que "los fundamentos de la economía están fuertes". Y luego, mientras McCain trataba de explicar lo que quiso decir, Obama atacó el comentario sin cansancio mostrando que McCain estaba desconectado de los votantes. Más tarde, McCain decidió "suspender" la campaña para poder ir a Washington y liderar el camino hacia una solución y propuso posponer el primer debate presidencial. Pero en una reunión clave en la Casa Blanca no dijo palabra. Y finalmente, McCain no pudo unir el apoyo de su partido a la propuesta inicial de salvataje financiero que fue derrotada en el congreso y vapuleo aún más sus credenciales de liderazgo. Obama, por el contrario, apareció calmo y sensato. Se mostró rodeado de un grupo respetado de asesores económicos, sugirió modificaciones a la ley de salvataje y luego apoyó explícitamente la legislación cuando esos cambios fueron incorporados. Además, ridiculizó la idea de postergar el debate, notando que los presidentes tienen que poder hacer más de una cosa a la vez. Antes del colapso de Lehman, Obama y McCain estaban en un empate técnico en las encuestas en cuanto a quien podría manejar mejor la crisis financiera. El margen de Obama en esta cuestión creció a 16 puntos al día de la elección debido a su manejo durante el peor momento de la crisis.

3. La Guerra de Irak. Aunque la Guerra de Irak disminuyó como una preocupación al tiempo que la crisis financiera ocupó la mente de los votantes, la frustración del público con la forma como la administración de Bush estaba manejando este conflicto fue de todos modos una razón central del triunfo de Obama. El día de la elección, la furia sobre la guerra había disminuido un poco acompañada por una disminución de la violencia en Irak. Pero el público se mantenía opuesto a la guerra, con el 58 por ciento de los votantes en nuestro estudio pos electoral diciendo que los Estados Unidos necesitaban reducir el número de tropas en Irak. La guerra permaneció como una razón importante para un número de votantes que apoyaban a Obama. El 10% de los votantes que mencionaron la guerra como la razón principal para apoyar a Obama votaron por el candidato demócrata por un margen de 20 puntos.

4. El nuevo electorado y el mapa revuelto. Hace ocho años, los analistas políticos describieron a los Estados Unidos como una nación dividida por la mitad. Hace cuatro años, los republicanos afirmaron que habían construido una "mayoría permanente." Pero el 4 de noviembre, Obama expandió el electorado demócrata, revolvió el mapa y terminó con una era de política partidaria. Obama venció a McCain por un margen de 7 puntos, parcialmente porque trajo nuevos votantes a las urnas. La proporción de afro americanos, Hispanos y jóvenes aumentó y Obama usó a esos grupos eficientemente. Por ejemplo, Obama ganó el 67 por ciento del voto hispano (9 por ciento del electorado), comparado con sólo el 53 por ciento para John Kerry en el 2004.Obama también revolucionó el mapa electoral porque apuntó al medio del espectro político. La estrategia republicana en las últimas elecciones se basaba en motivar a la base de su partido ya que George Bush y Karl Rove asumían que el electorado estaba dividido al medio. Por el contrario, Obama buscó poner fin a esa división. Desde el comienzo habló de superar una era de política partidaria que dividía a la sociedad, y al apoyar iniciativas como una baja de impuestos para la clase media y la responsabilidad de los padres en la educación de los hijos, tuvo éxito logrando la unión. Como resultado de ello, Obama logró atraer a los votantes en el medio del espectro político. Ganó a los que se auto identificaban como moderados (que representan el 44 por ciento de los votantes) por 21 puntos, un margen significativamente mejor que el que obtuvo Kerry.

5. Obama reescribió la forma de hacer campañas modernas. Obama y su equipo reescribieron el manual de campañas modernas, y es un manual que vale la pena estudiar. Desde el principio hasta el final, la campaña de Obama marcó tendencias en términos de la energía, creatividad y nuevas tecnologías utilizadas. Esto comenzó con una ventaja económica. Obama construyó un pool masivo de contribuyentes -más de tres millones en total- que le permitió juntar mas de $750 millones. McCain, que enfrentaba un bajo nivel de entusiasmo entre sus donantes, fue forzado a optar por financiamiento público con su limite de US$85 millones. La ventaja económica de Obama, combinada con la creatividad organizativa de su equipo (y de Obama en sí mismo, que entró a la política como un organizador comunitario), ayudaron a Obama a financiarse y obtener una ventaja en todos los modos de comunicación de la campaña. En publicidad, Obama gastó más que McCain por un margen de 3 a 1 en dentro de los estados bisagra. Obama jugó en estados que eran objetivos impensables para los demócratas en años recientes. Nuestro estudio pos electoral muestra que el 69 por ciento de los votantes habían visto alguna publicidad de Obama comparado con sólo el 44 por ciento que habían visto publicidades de McCain. En contacto directo con los votantes, el equipo de Obama obtuvo 13 puntos de ventaja, con 18 por ciento diciendo que alguien de la campaña de Obama había visitado su domicilio, comparado con sólo cinco por ciento para McCain. En contacto telefónico, Obama tenía un margen de ocho puntos. Obama también dominó el uso de nuevas tecnologías. Obtuvo ventajas significativas en términos de la proporción de votantes que fueron contactados en su asistente digital personal (PDA) y vieron publicidades en Internet. Y más de la mitad de los nuevos votantes vieron una publicidad de Obama por Internet.

Consecuencias: ¿Qué significa para el futuro y para América Latina? Aún más importante que la pregunta de por qué Barack Obama ganó es qué significa para el futuro y más específicamente para la región. Nos gustaría plantear unos puntos que pensamos que afectarán a Latinoamérica. 1. Un gobierno internacionalista. Hubo preguntas válidas al comienzo de la campaña sobre la postura que el gobierno de Obama podría tener hacia el mundo. Su récord en el Senado no ofrecía una respuesta definitiva; su posición firme en contra de la guerra en Irak levantó para algunos preocupaciones sobre el posible alejamiento de los problemas globales de parte de los Estados Unidos; su retórica concerniendo el comercio en ese entonces parecía populista; y hubo preocupación de que la crisis financiera del país pudiera alejar el enfoque del país de los asuntos internacionales. Sin embargo, las fases finales de la campaña, junto con los nombramientos tempranos a altos puestos de seguridad del estado, han desechado esas preguntas. Con el nombramiento de Hillary Clinton como canciller y del general James Jones como asesor de seguridad nacional, más la retención de Robert Gates como secretario de defensa, Obama ha optado por un equipo avezado de internacionalistas propensos a seguir en el extranjero una serie de políticas vigorosas con un enfoque global.

2. Falta de un enemigo común para la izquierda radical. Por mucho que la izquierda haya desaprobado de Bush y haya aclamado la victoria de Obama, los resultados de la elección pueden complicar las cosas para líderes radicales como Hugo Chávez, Daniel Ortega y Evo Morales. Todos han utilizado a Bush como un enemigo común para levantar sus posiciones en sus respectivos países. Pero Obama no se hace ilusiones sobre esos líderes y cuando los critica (por actos antidemocráticos, por ejemplo) les va a doler más. Los líderes izquierdistas no podrán descartar las críticas de Obama tan fácilmente como descartaban las del gobierno de Bush.
De Mark Feierstein / Jessica Reis

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