La crisis económica mundial representa retos no sólo para las empresas, sino también para las familias, las cuales deben tener claras las medidas que deben adoptar para enfrentar la situación.
Según lo planteado por el economista familiar Joaquín Disla, para que las familias puedan afrontar la crisis es necesario superar lo que llamó “las cinco grandes culturas que sirven de base al estilo de administración del 95% de los dominicanos”. Estas son: cultura del no-ahorro, del despilfarro, de la insensibilidad, de la vergüenza y la cultura de la apariencia.
Explicó que ese porcentaje revela que de cada 100 dominicanos, sólo cinco se manejan adecuadamente en sus finanzas personales y familiares, según las experiencias que ha tenido al trabajar con diferentes grupos de la sociedad.
“Mientras el consumo nos ubica en el presente, el ahorro nos hace pensar en que habrá un mañana. Por tanto nuestro estilo de ahorrar y la cantidad que ahorramos hablan muy bien de nosotros como pueblo, como nación. Nos delata y nos dice cómo vemos el porvenir”, resaltó el experto.
Asimismo, consideró que el despilfarrar el dinero que se tiene cuando éste es abundante es, en un primer momento, una violencia económica contra uno mismo, pero derrochar el dinero que no es de uno y que por demás no abunda es un crimen.
Plantea, además, que existe una insensibilidad humana-relacional hasta llegar al punto de olvidarnos de los demás, “es mostrar un estilo de consumo como si sólo nosotros existiéramos en el mundo o mejor dicho, saber que otros existen pero que somos insensibles a su presencia y necesidades”.
Agregó que esta cultura del desfilfarro también se observa en el medio hogareño, en instituciones, en empresas, cuando algunos miembros o empleados insensibles dejan encendidos bombillas, abanicos, televisores, computadoras, acondicionadores de aires, entre otros aparatos, cuando no son utilizados.
Disla destacó también que existe una cultura de vergüenza que pone de manifiesto un muy bajo nivel de estima, tanto personal como social.
“Recurrir a gastar lo que no se tiene, comprando lo que no se necesita para aparentar lo que no es (o somos) delante de personas que la gran mayoría de veces no conocemos. Todo con el único interés de evitar el qué pensarán de nosotros”.
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