SANTO DOMINGO.-Desde el preciso momento que el individuo adquiere la condición de ciudadano se le considera como parte activa de una sociedad determinada. Es decir, asume responsabilidades y, él está convocado a cumplir unas series de obligaciones reconocidas como “deberes”, que le hace el grupo social.
Hay una inalienable responsabilidad en cada ciudadano que jurídicamente y moralmente lo obliga, le exige, rige y condiciona la conducta del hombre en sociedad, ésta responsabilidad viene proporcionada con los “deberes”.
Los deberes de los ciudadanos policías, están encuadrados dentro de su rol policial, como único medio de garantizarle un trabajo honesto, digno, plausible, admirable, que conquiste el respaldo de la sociedad en su conjunto. Estas obligaciones se refieren, según lo especifica el Reglamento Orgánico de la institución, “al medio de poder llegar a obtener el fin primordial de la misma que es asegurar la seguridad ciudadana, a la vez, que a poner en practica todas las previsiones de la ley para evitar crímenes, delitos y contravenciones y a procurar el mantenimiento del orden y la ejecución de las leyes y reglamentos de la administración pública”.
El ciudadano posee cualidades que lo prestigian, honran, enaltecen y, los agentes de la Policía son los llamados en practicar esas cualidades como, sinceridad, obediencia, y sobre todo lealtad. Exige también, la condición de ciudadano, el valor sin desfallecimiento ni debilidad, un alto concepto de honor, dignidad y de la patria.
El abnegado amor a la patria es la más expresiva y genuina representación de patriotismo que enarbolan los miembros de la institución del orden, el exaltado sentimiento de amor al país es el que crea los grandes héroes patriotas que llegan a sacrificar su tranquilidad material y su vida por la defensa de su altísimo ideal.
Uno de los grandes retos que tienen por delante los miembros de la Policía nacional, es precisamente la superación personal a través de los estudios. El progreso por medio de la capacitación es una meta inmediata que tiene la institución para sus miembros, a la cual servirá para la formación de los cuadros de mando venidero y, para adquirir nuevos conocimientos que permitan comprender y distinguir claramente los desafíos que han de enfrentar como servidores y garantes de la seguridad ciudadana.
La crisis, en su diversas modalidades que está atravesando el mundo, y nosotros no nos escapamos a esa difícil situación, obliga a los agentes de la institución del orden, “dar prueba de honestidad y de honradez ante la sociedad, donde el ejercicio de sus funciones debe ser firme pero justo, sin debilidades, sin abusos ni excesos. En la que respetar las leyes y los derechos humanos será su horizonte”.
“El trabajo honrado del hombre es el que da respetabilidad a las familias, independencia a los individuos y libertad, vida propia, moralidad, civilización y seguridad a las naciones” (Gregorio Luperon).
Hay una inalienable responsabilidad en cada ciudadano que jurídicamente y moralmente lo obliga, le exige, rige y condiciona la conducta del hombre en sociedad, ésta responsabilidad viene proporcionada con los “deberes”.
Los deberes de los ciudadanos policías, están encuadrados dentro de su rol policial, como único medio de garantizarle un trabajo honesto, digno, plausible, admirable, que conquiste el respaldo de la sociedad en su conjunto. Estas obligaciones se refieren, según lo especifica el Reglamento Orgánico de la institución, “al medio de poder llegar a obtener el fin primordial de la misma que es asegurar la seguridad ciudadana, a la vez, que a poner en practica todas las previsiones de la ley para evitar crímenes, delitos y contravenciones y a procurar el mantenimiento del orden y la ejecución de las leyes y reglamentos de la administración pública”.
El ciudadano posee cualidades que lo prestigian, honran, enaltecen y, los agentes de la Policía son los llamados en practicar esas cualidades como, sinceridad, obediencia, y sobre todo lealtad. Exige también, la condición de ciudadano, el valor sin desfallecimiento ni debilidad, un alto concepto de honor, dignidad y de la patria.
El abnegado amor a la patria es la más expresiva y genuina representación de patriotismo que enarbolan los miembros de la institución del orden, el exaltado sentimiento de amor al país es el que crea los grandes héroes patriotas que llegan a sacrificar su tranquilidad material y su vida por la defensa de su altísimo ideal.
Uno de los grandes retos que tienen por delante los miembros de la Policía nacional, es precisamente la superación personal a través de los estudios. El progreso por medio de la capacitación es una meta inmediata que tiene la institución para sus miembros, a la cual servirá para la formación de los cuadros de mando venidero y, para adquirir nuevos conocimientos que permitan comprender y distinguir claramente los desafíos que han de enfrentar como servidores y garantes de la seguridad ciudadana.
La crisis, en su diversas modalidades que está atravesando el mundo, y nosotros no nos escapamos a esa difícil situación, obliga a los agentes de la institución del orden, “dar prueba de honestidad y de honradez ante la sociedad, donde el ejercicio de sus funciones debe ser firme pero justo, sin debilidades, sin abusos ni excesos. En la que respetar las leyes y los derechos humanos será su horizonte”.
“El trabajo honrado del hombre es el que da respetabilidad a las familias, independencia a los individuos y libertad, vida propia, moralidad, civilización y seguridad a las naciones” (Gregorio Luperon).
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