El prócer de la restauración Gregorio Luperon a representado para los “dominicanos” honra, patriotismo, dignidad, nacionalismo entre otros atributos a la cual nos a servido de guía de generación a generación, y es a través del estudio de la Moral y Cívica que hemos ido consolidando ese amor imperecedero a los ideales de nuestros fundadores.
Hostos les daba un tratamiento a la Moral como ciencia estableciendo “orden fundado en leyes invariables”, llegando afirmar “sin moral no hay orden”. De ahí se justifica la eminente función social de la moral entre los seres humanos. La moral funciona como una fuente reguladora de las acciones del hombre en sociedad. Es esa conciencia interna que hace que el individúo se dirija hacia la consecución del bien, la felicidad y la paz. En cambio, el Civismo, término “abstracto” considerado por estudiosos, designa las actividades que ejecutan los ciudadanos en la sociedad y en beneficio de la misma. Toda persona procede con Civismo, cuando antepone los interese de la Patria a los suyos propios; coopera abiertamente con erradicación de los males que corrompen los estamentos sociales y morales de la sociedad de que forma parte; cumple fielmente con las responsabilidades que le impone su grupo social; no se amilana ante las amenazas de los enemigos de la estabilidad social de su comunidad, en fin, actúa como paradigma de verdadero ciudadano, que respeta y se hace respetar.
El civismo lo que busca es concienciar a los ciudadanos acerca de las responsabilidades que tienen con su País. Hacer notar lo noble y virtuoso que resulta darle fiel cumplimiento a los deberes y pleno ejercicio a los derechos. Educar al individuo de lo ventajoso que es llevar una norma de conducta intachable en sociedad.
Para construir una sociedad consistente se necesita con urgencia las predicas de Moral y Cívica. Algunos educadores han coincididos en afirmar que “el cambio en la sociedad, de condiciones peores a condiciones mejores, sólo se produce cuando el hombre cambia, y el hombre cambia cuando aprende a pensar”.
Retomemos las teorías de un influyente estudioso de los problemas de educación en sociedades subdesarrolladas, como lo es Iván Illich para impulsar la Moral y Cívica en la sociedad. Illich plantea por una “educación desescolarizada” es decir, “que en ella todos seamos maestros y alumnos. Que todo el que tenga algo que enseñar que lo enseñe y que se conviertan en centro de educación todos los lugares donde la gente pueda y suela reunirse. O sea, convertir en aula de educación directa o indirecta los cines, estadios deportivos, fábricas, parques, playas, hospitales, recintos carcelarios, entre otros.
“Todo el código moral se halla reducido a una sola ley, única, escrita, no en un libro, ni sobre tablas de bronce, sino en la conciencia del hombre” Luperon.
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