La declaración de los derechos del hombre y del ciudadano es la proclamación solemne de la igualdad de todos los hombres ante la ley, sin distinción de condición social, a la cual la Revolución francesa marcó como fecha memorable en la historia de la humanidad.
Esta trascendental declaración produjo dos consecuencias de incalculable valor histórico: exaltó la estimación de la vida humana y anuló de un golpe los privilegios y prerrogativas debidos al nacimiento o a la condición social de los individuos. Estas declaraciones ejercieron profunda impresión en la humanidad, que a lo largo del pasado siglo XIX fueron aceptadas, no sin grandes luchas por los demás pueblos y hoy, con ligerísimas variantes, forman la llamada parte dogmática de la constitución de los Estados democráticos como Derechos Individuales, Políticos y Derechos Mixtos.
Ahora bien, cabría preguntarse ¿dentro de cuales derechos se afilia los policías dominicanos? La ley Institucional de la Policía Nacional, número 96-04 establece que para presentarse a las pruebas de ingresos a la Policía es requisito mínimo “ser ciudadano dominicano en el pleno goce de sus derechos civiles y políticos”; es decir, que los policías se encuentran enmarcados en los preceptos constitucionales del Articulo II, sección I de la Constitución de la república, que en su articulo 8 establece “el Estado tiene como finalidad principal la protección efectiva de los derechos de la persona humana y el mantenimiento de los medios que le permitan perfeccionarse progresivamente dentro de un orden de libertad individual y de justicia social compatible con el orden público, el bienestar general y los derechos de todos, para garantizar esos fines se fijan normas”, y dentro de la misma se encuentra la Inviolabilidad de la vida.
Si la carta magna al igual que la Convención Americana sobre derechos humanos ratificada el 19 de abril de 1978, le concede al Policía, como persona humana, el derecho a la vida, entonces, ¿quién o quienes deben velar para el cumplimiento de lo ante citado?. O es que por el simple hecho de ostentar el uniforme gris, que tiene el poder de velar por el cumplimiento la ley de la República, es que nuestros policías están excluidos al derecho a la vida.
Los policías dominicanos pertenecen a la República de Duarte, Sánchez, Mella y Luperon, son de carnes y huesos, y viven en las mismas arterias urbanas por donde transita el desenfreno, el desafió, el vicio, la bondad y la filantropía. Ellos son victimas de agresiones criminal.
Las estadísticas que sean ofrecido reseña que más de cincuenta policías han recibidos agresiones extrema, resultando muchos muertos y otros con lesiones permanente. ¡Basta ya de embestidas criminal contra ciudadanos policías!, porque constituye una agresión a la sociedad dominicana.
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