viernes, 26 de septiembre de 2008

Anécdotas de Trujillo y Lipe Collado





Por Santiago Estrella Veloz
viernes 26 de septiembre de 2008

El escritor Lipe Collado nos tiene acostumbrados a sus misiles literarios, creadores de polémicas, que dejan tras de sí material suficiente para continuarlas durante mucho tiempo. Sus libros El Foro Público en la Era de Trujillo y el del play boy dominicano Porfirio Rubirosa generaron controversias y levantaron ronchas, condiciones que contribuyeron a su éxito editorial, una de las metas de todo el que escribe libros.
En esta ocasión Lipe Collado vuelve a la carga con su nueva obra Anécdotas y crueldades de Trujillo, que además de contener un breve perfil biográfico del dictador que durante 31 años ejerció el Poder en su máxima expresión, recoge numerosas anécdotas que se le atribuyen, todas fundamentadas en fuentes documentales y testimonios orales irrefutables, reflejos de una inconmensurable andolatría que jamás desearíamos que se repita.
Las 100 anécdotas recogidas por Lipe Collado podrían servir de excelente material para los estudiosos de la conducta humana, pues todas retratan fielmente la compleja personalidad de Trujillo. La idea es atinada por cuanto cada día aumenta el número de psicólogos que están de acuerdo en que la experiencia y la vida mental, vale decir los procesos psíquicos internos, son un objeto válido de estudio para la psicología científica. Ningún exponente mejor que Trujillo para ese propósito.
En las anécdotas narradas por Lipe Collado nos damos cuenta de que Trujillo llegó a reunir, en un momento dado, los tres grandes grupos de desórdenes conductuales, que son las psicosis, trastornos estructurales que implican una perdida de contacto con la realidad (esquizofrenia, psicosis maníaco depresiva, paranoia y psicosis orgánicas) y las neurosis, que son los trastornos no psicóticos, funcionales, que normalmente suponen una pérdida de contacto con la realidad, aunque la vida del paciente se vuelve infeliz y dolorosa, incapacitándole para ciertas tareas.
Las anécdotas nos revelan que el Generalísimo llegó a perder el contacto con la realidad, equivocándose con gentes de su propio grupo, humillándolas, algunas de las cuales sobresalieron en su asesinato a tiros el 30 de mayo de 1961. ¿Cómo se explica, por ejemplo, el hecho de burlarse de funcionarios en su propia cara, a menudo atribuyéndoles negligencia, para luego destituirlos, colocarlos “en desgracia” y en cualquier momento volver a restituirlos con más Poder, como por ejemplo fue el caso del general José Estrella, aquel famoso sanguinario del Cibao? ¿Cómo explicar su aberrante gozo de ponerle los cuernos a sus funcionarios, gozando de sus mujeres y haciéndoselo saber, para disponer su muerte si acaso se atrevían a protestar?. ¿Cómo, excepto que se trate de un hombre con la mente alterada, comentar simplemente “Que accidente más raro” al ofrecérsele la “noticia” de la muerte del periodista y escritor Ramón Marrero Aristy, al que había mandado a asesinar por ofrecer reveladores datos sobre el régimen al fallecido periodista norteamericano Tad Zulc?. ¿No es un acto de megalomanía ordenar la suspensión de actos populares ante el anunciado retorno al país de un equipo de beisbol que en 1948 había conquistado un campeonato en Nicaragua, triunfo que despertó una algarabía considerada inapropiada porque los elogios no eran para él?. ¿Qué persona, salvo aquella que tenga la mente retorcida, es capaz de disponer un crimen y luego enviar flores a la familia de la víctima, como lo hizo repetidas veces?
Sería prolijo describir la “categoría única” en la que caería la personalidad de Trujillo basándonos en las anécdotas o en sus chistes, que muchos calificarían de triviales, sin reparar en que en la Era de Trujillo el comentario más trivial, en boca del llamado Benefactor, podía significar el ascenso o la caída, la riqueza o la miseria, la libertad o la tortura, la vida o la muerte. Tal era el Poder de este hombre, quebrador de voluntades a fuerza de dinero o de violencia.
Es bueno decir que muchas de las anécdotas sobre Trujillo recopiladas por Lipe Collado eran conocidas por otras publicaciones, pero la del también autor de El retorno del General me parecen más verosímiles y por tanto más aceptables, tanto por la bibliografía consultada como por las entrevistas personales realizadas. Esto es aparte de que el libro está escrito en un lenguaje sencillo, de fácil comprensión, lo que a pesar de sus 250 páginas permite al lector disfrutarlo sin cansarse, lo que no ocurre con algunas obras atiborradas de datos, citas y compleja estructura que, por ejemplo, abruma a cualquiera que trate de conocer rápidamente un poco de nuestra Historia, entre ellas las anécdotas de Trujillo.
Con razón decía el escritor Emigdio Osvaldo Garrido Puello que las vidas y obras de personajes como Santana, Báez, Lilís y Trujillo, que cruzan nuestra Historia “entre sombras y tragedias”, por su tremendo peso en la sociedad dominicana, “son acreedoras a que ya hayan sido estudiadas y revisadas, extrayendo de ellas las influencias que hayan podido ejercer sobre la sociología dominicana”.
Lipe Collado ha hecho precisamente eso al publicar Anécdotas y crueldades de Trujillo, pues en el país todavía hay residuos de actitudes que francamente son típicas de ese dictador, entre ellas la de ironizar sobre los adversarios o simplemente burlarse de ellos, en un toma y daca impropio de gente en sus cabales.
La edición del libro de Lipe Collado, que puede ser mejorada e incluso ampliada, me parece que es una nueva contribución al estudio de la personalidad de Trujillo. En ese sentido, como supongo diría el autor con su característico estilo, me atrevo a decir: “Eso viene”.
Anécdotas y crueldades de Trujillo. Editora Collado, S. A. Santo Domingo, República Dominicana.

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