viernes, 18 de marzo de 2011

El prestigio de la Policía Nacional en la investigación criminal



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Uno de los casos que puso a experimento la capacidad investigativa de la institución del orden fue el hallazgo el pasado día 11 de septiembre 2010, de cuerpos humanos mutilados esparcidos en el tramo carretero San Cristóbal-Palenque. El cuerpo investigativo de la Policía realizó un descenso al lugar. Mientras el primer equipo ejecutaba entrevistas, el segundo equipo integrado por la Policía científica trabajaba en la escena para cumplir el procedimiento de rigor.
Por doquier los equipos conformados hallaban parte humana y como un rompe cabeza lograron armar las piezas, luego de encontrar las cabezas incineradas en la carretera Nizao-Bani. Con las paciencias que debe estar revestido un investigador, a las pocas horas, la Policía da cuentas que las partes humanas encontradas pertenecen a jóvenes que oscilan entre los 21 años de edad.
Los investigadores iniciaron las formulaciones de hipótesis. Lo primero era identificar los jóvenes. El mayor general Polanco Gómez como cabeza del cuerpo investigativo de la uniformada les asignó tareas a sus oficiales generales de las diferentes agencias investigativas y con ímpetu de inteligencia identificaron a las victimas en tiempo record, uno fue reconocido como Marcos Douglas Figuera y el otro como Vladimir Paulino Consuegra.
El cuerpo investigativo de la Policía desde el mismo momento de tener conocimiento del caso, mostraron diligencia, rapidez, prontitud, apresuramiento, presteza de esclarecer el escalofriante hecho. Ellos, los investigadores, empezaron a despejar hipótesis y concluyeron con sus finas intuiciones que ambos jóvenes fueron asesinados y descuartizados por el narcotráfico.
Los indicios localizados y analizados en el proceso investigativo fueron científicamente convincentes. Las dos victimas, el primero de ellos, Marcos, servia al narcotráfico internacional de mula y, como joven “ambicioso” conquistó un primo suyo, Vladimir, se lanza a una peligrosa aventura de apropiarse o como se dice en el argot del crimen organizado “el tumbe” de una droga a narcotraficantes.
Como el narcotráfico tiene varias cabezas, otras de las incógnitas a desembarazar por los investigadores fueron ¿quienes de estas cabezas tuvieron que ver con el asesinato de los jóvenes?; En un tiempo prácticamente corto, la institución del orden le decía al país que los responsables de la muerte de los descuartizados jóvenes fueron Bertinio Solano, Ronny Vladimir Frías, Aneudy Reyes Benítez, Wellington Miguel Ferreras Castillo (El Menor), David Miguel Gil Sanó (Deiby), Jorge Isaac González Rosario, José Mateo (La Tata) y Diego Francisco Ramírez Abad. Los acusados guardan prisión preventiva, como medida de coerción.
Nuestra Policía es eficaz, efectiva en la investigación criminal a la cual se le reafirma su credibilidad ganada y, nos atrevemos a decir, es mejor que otros cuerpos de Policías del área.

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