viernes, 6 de mayo de 2011

El juez y el "caco"




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No importa el tiempo ni los actores involucrados para que la Policía como tal, no deje de responder a las necesidades del pueblo que la paga, ni mucho menos renuncie a su papel que es donde descansa todo el orden social de una población.
Durante más de 75 años, cuando Santo Domingo tenia aproximadamente unos 35 mil habitantes, entre los años 1920 y 1923 y tenia la Policía Municipal con las mismas funciones que hoy se le atribuye a la Policía Nacional, se le presentó investigar un hecho y es pura coincidencia que se haya repetido la historia. Dos ciudadanos dominicanos. Ambos de profesión abogados y demás jueces de la Suprema Corte de Justicia. Uno es de 1923 y el otro del presente siglo, año 2011. El primero fue victima de robo por escalamiento y el segundo “un acto de ratería común”.
Al primero de los jueces, Lic. Andrés Julio Montolío, en su residencia de la calle Cesar Nicolás Pénsón, en Gazcues, un 26 de octubre, un “caco” aprovechando que la casa del magistrado estaba desocupaba porque había decidido mudarse, penetró al interior de la vivienda por el patio y se despachó a sus anchas, sin ser molestado por el juez victima. El otro juez, Julio Aníbal Suárez Dubernay, el pasado martes 12 de abril, fue “asaltado junto a dos hermanos cuando se ejercitaba en el parque Mirador Sur”.
Es el mismo escenario, Santo Domingo, en el primer caso, con un Primer Comisario de la Policía Municipal Armando Gil Pumarol y Temitocles Victoria, su jefe de archivo e Información y el capitán Esteban Pérez, jefe de investigaciones para el 1923 y, el caso segundo, el mayor general José Armando Polanco Gómez jefe de la Policía y el general Héctor García Cuevas, jefe de Investigaciones Criminales, para el 2011.
El primer “caco” violentó la privacidad del juez Montolío “por el patio de la casa” y cargó “con 3 jarros de cristal, 6 dulceras, 3 botellas de vino San Rafael, 1 juego de lavado, 2 docenas de sabanas, 3 pares de zapatos, media docena de cuchillos nuevos, 1 traje de seda, 3 trajes de casimir, 10 volúmenes de el Tesoro de la Juventud, 1 gargantilla de oro, 1 collar colares, 1 sortija esmeralda, 1 sortija topacio, 1 sortija, 2 perlas y 1 rubíes, 1 reloj plata esmalte azul y pulsa de oro, 1 alfiler oro comafeo y cubre camas distintos”.
Cuando el activo y progresista Primer Comisario, coronel Armando Gil Pumarol le llegó la denuncia de lo que le había sucedido al juez Montolío de inmediato actuando con mucho carácter y responsabilidad designa al capitán Esteban Pérez para que realizara las primeras diligencia del caso, trasladándose éste a la escena del robo por escalamiento, en la calle Cesar Nicolás Pénsón.

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