viernes, 6 de mayo de 2011

Crónica: El comedor UASD y sus viandas prohibidas




La fila daba la impresión de ser perpetua, ya cerca de las 6:00 de la tarde, el calor aceleraba los corazones de aquellos estudiantes hambrientos y cuando se produjo el tan esperado acceso, fue como ver nacer el Anticristo.
La acción dañina, pero necesaria, daba vuelta en la cabeza de Elena Ortiz, aquella joven sureña de semblante risueño, rostro de ángel, mirada coqueta y su agradable forma de tratar a sus semejantes, como en agradecimiento a la madre naturaleza por los generosos atributos físicos obsequiados.
Más sentir un hambre enorme, Elena tras comentarios realizados por compañeros de clases sintió una gran curiosidad de conocer el tan afamado Comedor universitario, que más que un Comedor, se asemejaba a un recinto carcelario, donde el bullicio, el desorden, la comida poco atractiva y el pésimo servicio clientelar, eran los protagonistas del lugar.
Todos los presentes (aproximadamente 200 personas) degustaban el tan aclamado menú, pan con huevo y chocolate, combinación que Elena saboreaba mientras miraba sorprendida a su alrededor; pero de repente como el sonar de la trompeta se escuchó la voz de un estudiante que decía: “Otra vez la misma vaina, coño”, todas las miradas se posaron sobre el propietario de la potente voz.
Pasados 5 minutos y cuando por fin Elena termina de comer, alguien grita “Huueeeeelga”, y rápidamente empezaron a volar los panes…
Todos los estudiantes sin imaginarse de que se trataba de una broma, se acuartelaron debajo de las largas mesas, iniciando el lloro y el crujir de dientes; la desorientada Elena no sabe qué hacer, y en lugar de buscar refugio como los demás, se lanza en busca de la puerta de salida, sin imaginarse de que fue su peor opción, de inmediato todos los panes, huevos y chocolates fueron atraídos por su cuerpo imantado. Y cuando por fin logró llegar a la meta, ya no era Elena, se había convertido en una guirnalda alimenticia irreconocible.
Cuando el ambiente logro volver a la normalidad, todos salían del comedor, como si lo hicieran de cualquier cine local, contando las proezas de lo espectado. Y por otra parte Elena Ortiz tras su gran curiosidad de conocer el Comedor, pudo comprobar que fue la única y verdadera protagonista el show.
Kendry Campusano.



DD-7072

1 comentario:

Lavozdelestudianterd dijo...

Muchas Felicidades hermano Bendiciones Att. Veras