Deseo en éste Nuevo Año, 2010 muchas lluvias de bendiciones desde el cielo para todos los lectores que de una forma u otra se mantuvieron durante el pasado año, leyendo nuestra columna en este prestigioso Medio impreso y, deseo en el inicio de año compartir con ellos este “divino dialogo” que nos enviara el amigo oficial Rafael G. Almonte a mi correo electrónico, como regalo de los Santos Reyes…. “Dios estaba creando al Policía. Ya estaba en el sexto día de horas extraordinarias, cuando un ángel parece y dice:
“Te esta llevando mucho tiempo esta creación”.
Dios le contesta: ¿Tú has visto lo que piden en este modelo?
“Un Policía tiene que correr 10 kilómetros por callejones oscuros, subir paredes, entrar en casas que ni el inspector de sanidad entra, y todo eso sin manchar o arrugar el uniforme. Tiene que estar siempre en buena forma física, cuando ni le dan tiempo para comer. Tiene que investigar un homicidio, buscar testigos esa misma noche y al otro día ir a prestar testimonio a un tribunal. Tiene que tener seis brazos.
El ángel mira a Dios y dice: Seis brazos, imposible.
Dios contesta: “No son los seis brazos los que me dan problemas. Son los tres pares de ojos que necesita”.
¿Eso también piden en este modelo? Pregunta el ángel. Si, necesita un par con visión rayos x para poder ver lo que llevan escondido los criminales, necesita un par al lado de la cabeza para poder cuidar de su compañero y otro para poder mirar una victima sangrando y poder decirle que todo saldrá bien, cuando sabe que no es cierto.
Dice el ángel: Descansa y podrás trabajar mañana. No puedo, le contesta Dios. Ya tengo un modelo que es capaz de sosegar un borracho de 150 kilos sin ningún incidente y mantener una familia de cinco personas con su pequeño salario.
El ángel mira al modelo y pregunta: ¿Pero puede pensar? Seguro que puede, contesta Dios. Puede investigar, buscar y arrestar a un criminar en menos tiempo que le lleva a cinco jueces discutir la legalidad del arresto y, además, tiene mucho control sobre si mismo. Puede soportar escenas de crimen hechas en el infierno, consolar a la familia de una victima de homicidio y al otro día leer en los periódicos cómo los policías son insensibles a los derechos de los criminales.
Al fin el ángel mira al modelo y le pasa el dedo por las mejillas y le dice a Dios: Tiene una grieta, le sale agua. Ya te dije que estaba poniendo muchas “horas extraordinarias” en la creación de ese modelo. No es agua, son lágrimas, contesta Dios.
¿Por qué lagrimas? Pregunta el ángel.
Dios contesta: Son por todas las emociones que lleva dentro, por un compañero caído, por las viudas, por niños y niñas huérfanas, por un trozo de tela llamado bandera y por la justicia. Eres un genio, responde el ángel.
Dios lo mira todo sombrío y dice: Yo no le puse lágrimas, es simplemente un hombre.
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